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Personas sordociegas - Inclusión para una vida de oportunidades

* Alex García

Cuando se desea destacar la inclusión y exclusión, de hecho, nos volvemos a una serie de reflexiones, o caras, que permean las relaciones entre los seres humanos. Mis palabras cargan la intención de tener el “poder infinito”. ¿Quién no se acuerda de la novela de Umberto Eco, “El nombre de la rosa”? Obra literaria que ha convertido en una película de gran éxito. El significado de esta novela y de este título me ha seguido y perseguido por muchos años sin que pudiera desentrañarlo, hasta que, una vez, debido a una investigación, supe que “El nombre de la rosa” era una denominación usada en la Edad Media y significaba el “poder infinito de las palabras”. Es este poder infinito de las palabras que quiero traerles a ustedes a través de las opiniones y reflexiones acerca de la inclusión de las personas sordociegas y de los movimientos que giran alrededor nuestro.

Los dioses son de carne y hueso

Con este sentimiento y el deseo infinito que tienen las palabras, empiezo señalando que la inclusión y la exclusión son inseparables por naturaleza. Es cierto que no son las únicas. Inclusión y exclusión son materias antiguas, tal vez tan antiguas que estén presentes desde el comienzo del mundo. Una vez estaba yo en un evento, y allí, un reconocido pensador hizo una breve referencia sobre inclusión y exclusión, presentes, quizás, en la relación entre "Dios" y "Diablo".  Esta imagen me ha llamado la atención. Me ha hecho “abrir los ojos" y "ver más lejos" y, de esta forma, desenvolver nuevas reflexiones, las cuales tengo la oportunidad de compartir con ustedes. Dios por ser el creador de todas las cosas, también es el creador del Diablo. Dios creó al Diablo por alguna razón. Sin embargo, por obra del destino, el Diablo estaba sin control, y ya no aceptaba el control de Dios. Dios ante el descontrol demoníaco y quizás por no tener la fuerza para recuperar el poder, creó un ambiente para el Diablo y lo envió al infierno. "Si no te puedo controlar, te elimino." ¡Vete al infierno! Esta reflexión muestra que la inclusión y la exclusión son materias que se desarrollan en la "esencia del control".

El control

Creo que todo tipo de exclusión es una necesidad de control sobre algo que no ha funcionado o que no funciona, es decir, si no te controlo te excluyo. La inclusión es el movimiento que busca revertir este contexto de control, de desigualdad y - por qué no decirlo - de inferioridad. Nosotros, los humanos, poseemos una fuerte necesidad de controlar a los demás y esto no es una novedad. Esta necesidad de control es muy "mascarada" y está oculta. Sabemos que ella está en nosotros, pero no la declaramos abiertamente. Sólo se dará a conocer en el conflicto, es decir, en el conflicto de inclusión y exclusión. Conflicto entre ganar y perder  beneficios, de diversos tipos, por ejemplo. En este conflicto es que vamos a  observar quiénes excluyen y quiénes incluyen; quién es el controlador y quién es controlado.

La presuposición

Obviamente, este control o esta necesidad de controlar tiene sus propios medios para imponerse. Una de esas herramientas o medios comúnmente observados es la presuposición. La presuposición como una herramienta de control y exclusión significa decir que el medio o ciertos grupos o incluso personas presupone el  comportamiento del diferente, el comportamiento de las personas sordociegas. Este medio, grupo o persona sabe de antemano qué la persona con discapacidad va a hacer o cómo va a comportarse. La presunción es un "arma" muy poderosa para mantener el control. Un gran número de personas sordociegas vive en un mundo hace mucho tiempo manipuladas, engañadas y excluidas y no consiguen salir o escapar de esta presuposición. En mis conferencias en Brasil, América Latina y el mundo siempre me preguntan: - Alex, ¿cuál sería la fórmula para promover la inclusión? De pronto les digo, a pesar de no estar de acuerdo con fórmulas, pero destaco mi opinión. - La verdadera inclusión sólo será posible cuando las personas sordociegas rompan con la presuposición, especialmente la presuposición de nuestras identidades. Les puedo asegurar que han sido tantas las veces que he roto con la presuposición, que los "dioses" que habitan nuestro cotidiano, con sus deseos incontrolables de control, a menudo me han enviado al "infierno". Pero esto es algo natural e inherente al deseo de libertad, ¿no es verdad? Muchos de ustedes pueden también, en este momento, estar mandándome al "infierno", es posible que me estén excluyendo para el "infierno".

La vergüenza

La vergüenza sería una herramienta más de control. Es poderosa porque afecta a nuestras emociones. La vergüenza para mí es una gran farsa. Una mentira. Se trata de una herramienta social, política y religiosa para controlar a la gente. En general, la vergüenza tiene grandes efectos en las personas sordociegas.  Estamos avergonzados de nuestro ser. Nos sentimos avergonzados de nuestras diferencias. Mientras que nosotros, los sordociegos, aceptamos la "culpa"  que la vergüenza nos impone, seremos controlados y jamás vamos a dejar el mundo de la inferioridad.

Convocatoria de la libertad

Creo que debido a las tantas veces que he buscado la libertad absoluta, los dioses me enviaron muchas veces al infierno. Así me convertí en un "diablo". No tengo en mi corazón ni en mi mente la vergüenza. Así, que me convertido en un “sinvergüenza”. Pero, sobre todo, creo yo, muchísimo, que todos nosotros, con nuestras diferencias, en la realidad y la verdad, todos somos, esencialmente,  obras "grandiosas". En esta creencia, que sin duda se convirtió en mi religión, las luchas encuentran el punto de equilibrio, y así, sosteniendo mi “ser incompleto”, sigo adelante en busca de la identidad plena.

* Persona Sordociega.