Otro año que pasa… Bueno para algunos, malo para otros. Para mí fue un año lleno de buenas experiencias y también de dolorosas vivencias. He aprendido a tener una visión profunda y a expresar comentarios desde una mayor reflexión. Este año he acompañado acciones que van en la línea de "regar las plantas". ¡No estoy loco! Se trata de "regar las plantas", ¿con nuestra columna? ¡Todo! Varias actitudes me han dado la impresión de que muchas personas con discapacidad (PcD) somos como sencillas plantas, y, las personas y los grupos necesitamos de riego a través del tiempo, de acuerdo a nuestros intereses y necesidades para mantenernos con vida, como una planta. Se llevó a cabo en Brasil la Conferencia DBI - Sordoceguera Internacional y como todo el mundo sabe soy un sordociego, pasé muchos días contestando miles de mensajes explicando el porqué no estaba en esta "importante" conferencia. Mi respuesta era siempre la misma: ¡no me invitaron! Muchas personas en la organización trataron de convencerme de varias opciones, pero lo que está claro es que no fui invitado porque no tengo el perfil de un sordociego subordinado. Soy soberano y este perfil no convenía a los organizadores. La mencionada conferencia fue un verdadero "maquillaje" de lo que en realidad ocurre en relación con la sordoceguera en Brasil.
Desde 1962, año en que comenzó la educación de las personas con sordoceguera en Brasil, fuimos subordinados en nuestros valores y desarrollo. La fuerza que traen consigo el dólar y el euro, produjo, entre las personas, grupos y organizaciones, la más pura codicia, emergió el egoísmo, multiplicó la tendencia incontrolable de poder y control, y, consecuentemente, la temida subordinación. Estas circunstancias afectan el desarrollo de sordociegos pero, curiosamente, no afecta a muchas personas que se vinculan pero no son sordociegos. Muchas medallas se entregaron en esta conferencia. Medallas forjadas con el "sangre" de miles de sordociegos que han sufrido sin la mínima oportunidad que contrastaron evidentemente con el paradójico tema de la conferencia: "La inclusión para una vida de oportunidades". Ellos "riegan las plantas" ¡hace 50 años! En esta conferencia hubo la presentación de un estadounidense sordociego que analiza las tecnologías de apoyo, es muy hábil, pero no puede explicar es que él mismo vino a Brasil hace unos años para desarrollar la misma presentación. Desde entonces y hasta ahora, ningún plan ha sido preparado para que, efectivamente, los sordociegos tengamos acceso real a las tecnologías, incluso cuando el americano viene y se va. Me reflejo en esta realidad. Las "plantas sordociegas" de vez en cuando se riegan… ¿Cuántas veces más personas y grupos de Brasil, así como organizaciones internacionales, van utilizar el "riego de América" para subordinar y bromear con los sentimientos y expectativas de los brasileños sordociegos? ¡Esa es la duda!
Como suele ocurrir en varios países, en Brasil solemos convertir las cosas en moda. Tengo la impresión de que la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006), está ahora de moda. Este año, la palabra "Convención" ha formado parte de muchas expresiones que se han tornado frecuentes, por ejemplo, "El trabajo a la luz de la Convención", "La educación a la luz de la Convención", entre otras, que me han llevado a tres reflexiones.
Lo bueno de tanta "luz" es que en Brasil han descubierto que las personas con discapacidad estamos en la oscuridad.
La Convención se ha convertido en una nueva "regadera para plantas", más allá de que en realidad sepan de qué va y cómo hacer efectivo su cumplimiento.
Simpática palabrita esta última, que el ecuatoriano Simón Espinoza la utilizó la describir un comportamiento cultural: cumpli-miento, cumplo con decir y miento al no concretar.
¡Madre mía! No es menos cierto que las personas con discapacidad por miedo o por recibir "consejos" de los "regadores de plantas," ni siquiera tomamos conciencia real de cuán vulnerados son nuestros derechos y con qué frecuencia. ¿Serán solamente palabras? Y, como toda moda, ¿será pasajera? Comprenderemos y utilizaremos la Convención solamente cuando construyamos desde dentro una identidad soberana, caso contrario la "moda" pasará. La falta de identidad y autodeterminación nos está llevando a un colapso moral. Son tantas las veces que escuchamos: "Yo represento a las personas con discapacidad". Este "yo" no siempre es una persona con discapacidad. ¡Wow! Resulta increíble cómo aceptamos, callamos, hasta pareciera que disfrutáramos de ser "representadas". ¿Llegará el día en que las personas con discapacidad nos auto-presentemos y auto-re-presentemos? Es posible que ese día llegue con el lanzamiento del Plan Nacional de Derechos de las Personas con Discapacidad, denominado "Vida Sin Límites". Es una gran jugadas, billones de reales en inversiones; y, en vitrina, personas con discapacidad, familias, parlamentarios. Incluso la Presidente Dilma deja caer las "lágrimas". ¿Qué estaba detrás? El entierro del Decreto 6.571/08 sobre la Escuela Inclusiva. Y ahora, ¿qué? Los billones, ¿servirán para "Vivir sin límites"?, o ¿para llenar más las regaderas existentes o crear nuevas? Muchas situaciones ha traído este año.
A veces siento ganas de huir como lo señaló la filósofa ruso-estadounidense Ayn Rand, judía, que huyó de la revolución rusa y llegó a los Estados Unidos a mediados de la década de 1920. Habló con la fuerza moral que otorga la vivencia. Parece que ella vivía bajo gobiernos bien conocidos por muchos de nosotros.
"Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada al fracaso."
Como parte de mi ejercicio de ciudadanía, al amparo de las disposiciones constitucionales, solicito a la Presidenta Dilma reformar el Decreto 7611/11 con la finalidad de ser coherentes con la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, garantizar el derecho inalienable a la educación asegurando los recursos necesarios para que las personas sordociegas no sean excluidas y un día podamos disfrutar de una ciudadanía en igualdad de condiciones, en un Brasil DE todos/as y PARA todos/as.
• Persona Sordociega.